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En 1999 nace en Medellín un proyecto político que se identifica como Compromiso Ciudadano. Un movimiento cívico que nace con vocación local para liderar el proceso de transformación de una ciudad que se percibe ante sus propios habitantes, ante el resto de colombianos y el mundo como inviable.

En un inicio, 50 líderes de entes culturales, sociales y empresariales se encuentran alrededor de un sentimiento de animadversión por el mundo de la política, sinónimo de la corrupción que ha prevalecido por décadas en el país. Luego de múltiples discusiones respecto a los retos que tendría que alcanzar Medellín para lograr un verdadero desarrollo, marcado por las realidades no sólo de la corrupción, sino también del narcotráfico y la violencia, este grupo concluye que son los políticos los que toman las decisiones más importantes de una sociedad, gústennos o no, y que la transformación que debe encarar la ciudad en sí, se materializará en la medida en que como grupo entren al escenario político y puedan pasar, así, de los deseos a las acciones.

Ése fue el primer paso para construir lo que hoy conocemos como Compromiso Ciudadano por Colombia, un movimiento que acepta y entiende que la política y los políticos son necesarios. Diferenciando, eso sí, que hay una mala política y una buena política y que no habrá desarrollo sin esta última. Una vez que se entiende esto, nace Compromiso Ciudadano como actor político con un objetivo muy específico: buscar el poder en Medellín, para demostrar cómo se debe transformar una sociedad.

La primera tarea fue definir de manera clara cuáles eran esos objetivos comunes que lograban reunir a sectores y personas tan diversas. Esas ideas que los convocaban y que definieron como sus principios, esos que demarcan el terreno sobre el cual construyen y que pone los límites que los rigen y que permanecen, incluso ahora, diez años después. Al concertar principios como que los recursos públicos son sagrados o que la vida es el valor máximo y no hay propósito alguno que permita ir en contra de ella, Compromiso delineó el norte que lo guiaría como movimiento.

El paso siguiente fue muy particular. En un país donde sobran los candidatos, iniciaron un proceso de selección de su aspirante a la Alcaldía de Medellín, alguien que representara sus principios y los aplicara con coherencia. Así, le pidieron al matemático Sergio Fajardo Valderrama, quien había liderado gran parte de este proceso, que dejara su labor de profesor universitario en la Universidad de Los Andes, para encarar la defensa de esta apuesta política.

De esta forma, se empezó una tarea renovadora. Sin acuerdos con líderes de los partidos, Compromiso se fue directo a buscar a los ciudadanos. Sin negociaciones de intereses particulares y discutiendo las problemáticas colectivas, empezó a caminar los barrios y a escuchar a las comunidades, en un proceso que permitió recoger un acumulado de conocimiento de la realidad, que además fue la base para la construcción de su propuesta de gobierno.

El primer intento electoral fue en el año 2000, cuando Sergio Fajardo no logró el objetivo pero abrió una puerta importante, pues alcanzó la segunda votación más importante de la ciudad. Y rompiendo los esquemas de la política tradicional, que genera su actividad sólo al calor de un proceso electoral, todo el equipo de Compromiso Ciudadano luego del día de elecciones no paró de hacer presencia en la calle, con las comunidades, entendiendo que la política va más allá de las urnas. La participación ciudadana dio frutos en 2003, cuando se conquistó el gobierno local. La respuesta de la gente fue histórica: 208.541 votos a favor de Sergio Fajardo. Una votación nunca antes vista en unas elecciones en Medellín. Y cuando algunos pensaron que la falta de experiencia en los partidos iba a generar falta de gestión en el gobierno, el hecho de haber llegado a gobernar sin deberle nada a nadie, le permitió a Fajardo nombrar las personas que él creía estaban en mayor capacidad para enfrentar los retos de cada cargo y no tuvo que pagar un solo favor político en ningún nombramiento.

Es ahí cuando este líder concluye que de la forma en la que se adelanta la campaña se establece la forma en la que se gobernará. Esta libertad permitió que al terminar el cuarto año en la Alcaldía se lograra un respaldo histórico de los ciudadanos, rompiendo récords, llegando al 90 por ciento de aprobación la gestión de Fajardo, según la firma encuestadora Invamer Gallup. Y cuando muchos analistas políticos y representantes de la política tradicional señalaban que esta experiencia no pasaría más allá de una oportunidad única sin posibilidad de permanecer en el tiempo, toda vez que no se había movido la estructura burocrática que en la política colombiana garantiza votos, se da un proceso inédito en Colombia: la continuidad de un proyecto político que no se limita alrededor de una persona sino que genera múltiples liderazgos alrededor de unos principios, una propuesta y una forma de entender lo público. Así, llega a la Alcaldía de Medellín Alonso Salazar, como representante de Compromiso Ciudadano, al obtener casi 300.000 votos.

Resultado que se entiende como la respuesta de una sociedad a favor de la transformación de una ciudad que estaba habitada por el miedo años atrás y en la cual un sinfín de obras sociales atravesadas entre nuevos colegios de calidad y parques bibliotecas, centros de salud y espacios públicos, irradiaron esperanza por todas las calles y demostraron que sí es posible una política que ponga los intereses de las comunidades por encima de los intereses de los políticos.

Años después de haber terminado el gobierno de Fajardo hoy, él como persona y la ciudad como escenario de desarrollo, siguen recibiendo reconocimientos nacionales e internacionales sobre el modelo de gestión que se implementó en Medellín en diferentes ámbitos urbanos y sociales, que parte de reconocer la política como una función socialmente necesaria, quizás la más importante y difícil de todas.

Fue esto lo que permitió que este proyecto empezara a ser reclamado desde diferentes rincones del país. Durante el último año y medio la alcaldía de Fajardo, en representación de Compromiso Ciudadano, recibió la visita de más de 270 delegaciones de todos los departamentos del país, de diversos niveles: desde juntas directivas de las cámaras de comercio de las principales ciudades, pasando por grupos de estudio de varias universidades, así como organizaciones sociales o candidatos y candidatas a las elecciones regionales de 2007. Al final del recorrido por los múltiples proyectos como la Cultura E, los Pactos Ciudadanos o la política de las Mujeres, entre muchas otras, que se adelantaron en la ciudad entre 2004 y 2007, la conclusión de los visitantes siempre era la misma: lo que pasó en Medellín debe pasar en muchas partes.

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